La nueva legislatura del Parlamento Europeo (2024-2029) representa una oportunidad decisiva para que España y Euskadi refuercen su papel en el seno de la Unión Europea. En un momento crucial para el proyecto comunitario, la capacidad de influencia de ambos actores dependerá de su habilidad para liderar debates clave como la transición ecológica, la digitalización o la reforma de la política migratoria.

Con la redistribución de escaños tras el Brexit, España ha ganado representación en el Parlamento Europeo, aumentando de 59 a 61 eurodiputados. Este incremento refuerza la posición del país en una institución donde se toman decisiones cruciales para el futuro de Europa. Según un reciente artículo del Real Instituto Elcano, el reto para la delegación española será coordinarse de manera efectiva para defender intereses comunes en un escenario político cada vez más fragmentado.

España y Euskadi afrontan la legislatura europea como líderes en sostenibilidad y digitalización.

Entre las prioridades de España en la UE destacan la transición ecológica, la digitalización y la reforma del Pacto de Migración y Asilo. Estas áreas son fundamentales no solo por su impacto en la economía y la sociedad, sino también porque reflejan los grandes desafíos globales que enfrenta la Unión Europea. Además, el Estado buscará consolidar su liderazgo en comisiones clave como la de Medio Ambiente e Industria, espacios esenciales para impulsar políticas alineadas con sus intereses.

La política migratoria se presenta como un desafío particularmente relevante. Como país receptor en la frontera sur de Europa, aboga por una reforma del sistema que combine la solidaridad entre Estados miembros con un enfoque humanitario y efectivo. A nivel internacional, también aspira a reforzar su papel como puente entre Europa y América Latina, así como en la región del Mediterráneo, fortaleciendo vínculos estratégicos que beneficien tanto a la UE como a estas áreas geográficas (EuroBasque).

En este contexto europeo, Euskadi también tiene un papel destacado. La región, con su modelo de autogobierno, enfrenta retos que exigen un enfoque adaptativo e innovador. Tal y como se destaca en el Informe de la Delegación de Euskadi para la UE, uno de los ejes principales de su estrategia es la transición ecológica. Euskadi se posiciona como líder en sostenibilidad, impulsando proyectos de descarbonización industrial y energías renovables. Este esfuerzo está alineado con el Pacto Verde Europeo, que busca una economía climáticamente neutra para 2050.

La transición ecológica y la reforma migratoria, claves en la estrategia de España y Euskadi en la UE.

Otro desafío crucial para Euskadi es la digitalización. La modernización de infraestructuras y el apoyo a las pequeñas y medianas empresas son prioritarios para garantizar que la región mantenga su competitividad en el mercado único digital. Además, Euskadi busca maximizar los fondos europeos del programa NextGenerationEU, destinados a financiar proyectos estratégicos en innovación, transporte sostenible y cohesión social. Un aspecto que destaca en la agenda vasca es la promoción del euskera como lengua oficial en las instituciones europeas. Este objetivo no solo responde a una demanda cultural y política, sino que también refleja el compromiso de Euskadi con la diversidad lingüística de Europa.

Euskadi también enfrenta retos demográficos importantes, como el envejecimiento de su población. Esto requiere políticas innovadoras para garantizar la sostenibilidad del sistema social, con especial atención a la sanidad, el empleo y las pensiones. A su vez,

La región está apostando por consolidarse como un hub de innovación en sectores estratégicos como la inteligencia artificial y la biotecnología, reforzando su posición en la economía global.

En conclusión, tanto España como Euskadi tienen ante sí una legislatura europea cargada de retos y oportunidades. Mientras España aspira a consolidar su liderazgo en la UE y fortalecer alianzas internacionales, Euskadi se presenta como un ejemplo de cómo las regiones pueden desempeñar un papel proactivo en la agenda europea. Ambos actores no solo pueden influir en las políticas de la UE, sino también contribuir a construir una Europa más cohesionada, inclusiva y sostenible.

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