La Comisión Europea ha adelantado cómo serán los programas de trabajo de las cinco primeras misiones de investigación e innovación. Hoy os hablamos de la que nos anima a cuidar de la salud de nuestros suelos

 

Hoy nos acercamos a la última de las cinco misiones de investigación incluidas en el pilar 2 del nuevo programa marco, cuyo objetivo es conseguir, de aquí a 2030, que al menos el 75% de los suelos de cada país miembro estén sanos y sean capaces de prestar los servicios esenciales de los que dependemos. Al hablar de estos servicios no sólo hay que pensar en la procedencia del 95% de nuestra alimentación o en base indispensable de la biodiversidad, también hay que tener en cuenta que el suelo nos proporciona piensos, medicamentos y combustibles, almacena carbono, filtra el agua, ayuda a retrasar el cambio climático y nos hace más resilientes frente a fenómenos meteorológicos extremos como las sequías y las inundaciones.

Sin embargo, los suelos son muy frágiles y no renovables. Pueden tardar miles de años en formarse y, en cambio, destruirse en cuestión de horas. Muchas de sus amenazas provienen de la actividad humana (por ejemplo, su uso intensivo en la agricultura, los modelos de urbanización o la gestión de residuos) y se ven agravadas por el cambio climático. De hecho, según la propia Unión, entre el 60 y el 70% de los suelos europeos se encuentra en un estado insalubre y cada año la erosión destruye alrededor de 1.000 millones de toneladas, lo que genera una pérdida estimada de producción agrícola en la Unión de 1.250 millones de euros anuales. En total, los costes asociados a la degradación del suelo en la UE superan los 50.000 millones de euros al año.

Mantener y restaurar la salud del suelo contribuye, por tanto, a resolver los principales retos planteados en el Pacto Verde, por lo que tiene sinergias con otras estrategias como la de la biodiversidad, de la granja a la mesa y el plan de acción de la economía circular e incluso con la política agraria. Se trata pues de un esfuerzo que requiere cambios transformadores en todos los sectores de la sociedad, en todos los usos de la tierra y a todas las escalas.

El desarrollo de la misión se concreta en cuatro objetivos, que a su vez agrupan una serie de acciones concretas.

OBJETIVO 1. Crear conocimiento sobre el suelo

El primero de los objetivos aborda la necesidad de generar y compartir conocimiento sobre la protección de los suelos. Por eso, la primera acción es sintetizar la información existente e identificar en que áreas falta aún conocimiento. La segunda sería aprovechar (y seguir desarrollando) las infraestructuras y plataformas de investigación con que ya contamos facilitando su acceso a los investigadores. En un tercer paso, la UE propone avanzar en los conocimientos y capacidades específicos de cada uno de los objetivos específicos de la misión para, finalmente, en la quinta y sexta acción construir el ecosistema de innovación para acelerar las implantaciones se soluciones innovadoras y el despliegue de diferentes prácticas, tecnologías, modelos de negocio, cadenas de valor y políticas así como para fomentar la cooperación internacional entre la UE y terceros.

OBJETIVO 2. Desarrollar conjuntamente innovaciones para mejorar la salud del suelo

En este punto la UE quiere eliminar la brecha entre la ciencia y la práctica en el desarrollo de innovaciones. Para lograrlo plantea la creación de los llamados laboratorios vivos, que serán centros de demostración de soluciones. Es decir, lugares donde el conocimiento se transformará en innovaciones con impacto real y un alto potencial de asimilación por parte de los gestores de la tierra y otros actores relevantes en toda Europa.

Para crear estos laboratorios la primera acción propuesta es la realización de sesiones en las que cada país defina sus capacidades y necesidades específicas en relación con el objetivo de la misión. Después, se creará una red de apoyo en la que se integrarán los distintos laboratorios para facilitar el intercambio de información. Posteriormente, se planteará la creación de laboratorios transnacionales.

OBJETIVO 3. Desarrollar un sistema integrado de vigilancia del suelo de la UE

Para avanzar en el desarrollo de una misión de este calado es imprescindible (y urgente) aumentar las capacidades de los países para supervisar los suelos y hacerlo además de forma armonizada, homologable. En este punto, la primera acción prevista es la creación de un mecanismo de apoyo técnico para coordinar las actividades de vigilancia. Después, este equipo de apoyo deberá determinar y validar los indicadores con que van a trabajar, así como los rangos y umbrales que permitan valorar la salud de un suelo en función de esos indicadores. En un último paso, la UE promoverá la creación de programas nacionales de vigilancia de la salud del suelo que se integrarán en la encuesta sobre el estado del suelo LUCAS y en Observatorio del Suelo de la UE. También se desarrollará un informe armonizado sobre la salud del suelo y un certificado que lo avale.

OBJETIVO 4. Lograr el compromiso de la comunidad de usuarios del suelo y la sociedad en general

El cuarto objetivo de la misión pretende lograr la implicación de la ciudadanía en el cuidado del suelo y la vigilancia de su salud. Para ello está previsto desarrollar acciones que fomenten la educación sobre la materia, colaborar con los municipios y las regiones para que activen sus propias estrategias y acciones para la protección de la salud del suelo y lograr el compromiso del sector privado para integrar este factor en las prácticas empresariales.

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