La irrupción de DeepSeek, ha sacudido el panorama tecnológico global. Con un presupuesto de apenas 6 millones de dólares, ha desarrollado modelos de lenguaje avanzados que compiten con los de OpenAI, Google y Meta, desafiando el dominio estadounidense en IA.
Su recibimiento inicial ha sido de admiración, ya que su modelo DeepSeek Code, gratuito para investigación, al demostrar que la IA puntera puede desarrollarse con un presupuesto significativamente menor que el de los gigantes tecnológicos. Sin embargo, el entusiasmo se ha convertido en incertidumbre financiera en cuestión de días, al sacudir las acciones de Microsoft, Google y Meta, y provocar la mayor caída bursátil en la historia de Nvidia, que perdió casi 600.000 millones de dólares.
Más allá del impacto en el mercado, DeepSeek también ha generado preocupaciones sobre privacidad. Su política de datos es, dicen diversas fuentes, menos transparente que la de sus competidores occidentales, lo que despierta dudas sobre su uso de información y sus implicaciones geopolíticas.
A medida que el debate avanza, algunos analistas creen que este pánico ha sido exagerado, y otros ven en DeepSeek una vía disruptiva para hacer IA más eficiente y accesible. Lo que está claro es que su éxito marca un punto de inflexión en la industria: la carrera por la IA ha entrado en una nueva fase, con más actores y más competencia que nunca.