Alaitz Landaluze, directora de programas de Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación de Innobasque, subraya la relevancia de la evaluación del impacto de las políticas de innovación como herramienta clave para la mejora de las mismas y un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles:

«Según la OCDE, la falta de sistemas integrados de evaluación es una de las debilidades más comunes de los sistemas regionales de innovación. Como consecuencia, las personas que tienen que decidir sobre políticas públicas disponen de escasas evidencias que les permitan conocer qué intervenciones o instrumentos han funcionado mejor, o en qué circunstancias lo han hecho. La Comisión Europea a través del experto Kevin Morgan, o la propia OCDE en su diagnóstico del Sistema Vasco de Innovación, recomendaron en 2013 a Euskadi que reforzara sus instrumentos de evaluación, como una vía para mejorar sus políticas en esta materia.

¿Por qué es tan importante que desarrollemos un sistema integrado de evaluación? Además de facilitar la rendición de cuentas y la transparencia, la evaluación se ha demostrado que es capaz de mejorar la eficiencia en el uso de los fondos públicos, dirigiéndolos hacia áreas de intervención con los mayores retornos. Asimismo, la evaluación facilita los procesos de aprendizaje y mejora en la administración pública. La identificación previa de objetivos y metas, el seguimiento de su grado de su cumplimiento y la identificación de las palancas o frenos que están actuando en el sistema, suponen una fuente inmejorable de información. El nuevo conocimiento generado a lo largo del proceso de evaluación servirá para revisar y mejorar los instrumentos de apoyo a la innovación, adaptándolos a la realidad y necesidades de sus destinatarios.    

En línea con las recomendaciones de los organismos de referencia internacionales, el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación Euskadi 2020 contempla la implantación de un sistema integrado de evaluación. Se trata de un sistema que monitoriza el grado de cumplimiento de los objetivos estratégicos y la contribución a éstos de los diferentes instrumentos de apoyo y agentes, así como la posición comparativa con otras regiones y países. Todo ello está dirigido a mejorar los retornos de las inversiones en investigación e innovación.

Desde Innobasque estamos contribuyendo a construir este sistema de evaluación, un proceso liderado por el Comisionado de Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno Vasco. Como parte del mismo, hemos publicado dos ediciones del Informe de Seguimiento del Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación. En 2016, publicamos el Informe Innobasque de Innovación 2016, que además de analizar la situación de Euskadi con respecto Europa, incorporaba un análisis sobre la percepción de la innovación, el Basque Innovation Perception, fruto de una encuesta a más de 300 profesionales reconocidos del sector.

Además, desde 2014 desarrollamos la homologación de los indicadores de gestión de los Centros Tecnológicos y CICs, elaborando análisis comparativos de los mismos, y también estamos coordinando Manumix, un proyecto europeo orientado a mejorar los instrumentos de apoyo a la I+D+i en fabricación avanzada a través de la evaluación combinada de los mismos.

¿Qué hemos aprendido sobre evaluación durante los últimos años? Muy brevemente, me gustaría destacar tres ideas principales.

Primero, la evaluación es una clave fundamental para la mejora continua de las políticas. Por ello, necesitamos extender la cultura de la evaluación y la crítica constructiva entre los diferentes grupos de interés que giran en torno a la política de innovación de forma que se promueva, exija y celebre su práctica.

Segundo, la evaluación necesita ser participativa, porque la realidad es poliédrica y requiere la visión los diferentes grupos de interés tanto para el establecimiento de objetivos de las políticas, como para interpretar la evolución de las metas e indicadores establecidos.

Y tercero, la política de innovación necesita experimentar. Cada vez más, se extiende en el mundo la práctica de diseñar pequeñas intervenciones, con riesgo limitado, que puedan ser evaluadas rápidamente para comprobar su efectividad. Es mejor probar y fallar en pequeñas dosis, y corregir a tiempo, que tratar de diseñar grandes y complejos programas desde el principio.

Desde Innobasque seguiremos desarrollando actividades que sirvan para impulsar la innovación en Euskadi y evaluando sus resultados, con el objetivo de mejorar y cumplir el sueño de ser referencia europea en 2030. Todo ello desde la base de la colaboración público privada y contando con la contribución de nuestras organizaciones socias y otros agentes de trabajo en red.»

 

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