Alberto García Erauzkin, presidente de Innobasque, concedió su última entrevista a la Guía de la Innovación del País Vasco, que elabora Estrategia Empresarial y en cuya décima edición apunta a que «si somos capaces de desplegar el PCTI con la intensidad y el alcance debido, nada debería impedirnos estar entre los referentes europeos en innovación». 

Aceptó el cargo sin darle muchas vueltas porque pensó que era una manera de devolver al país algo de lo mucho que personalmente había recibido. Alberto García Erauzkin fue designado presidente de Innobasque en septiembre de 2013 y, a diferencia de sus predecesores, fue el primero profesionalmente en activo, por lo que desde el principio tuvo que simultanear su compromiso con la innovación al frente de la Agencia y de Euskaltel. Ante sí tiene el doble gran reto de apoyar al País en el despliegue del Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación, prioritario y estratégico, y de extender la conciencia innovadora para que llegue con más fuerza a la Pyme y a la sociedad.

 ¿Qué es innovación para usted?

Yo siempre digo que en aquellos conceptos que son ambiguos, como la innovación, hay que intentar hacer definiciones lo más sencillas posibles; por eso para mi, innovar consiste básicamente en identificar un reto, un problema, diagnosticarlo, buscar una solución lo más imaginativa posible, y tratar de llevarla a cabo también con el mayor éxito posible. Y eso en todos los órdenes de la vida. Este país ha dado claras muestras de que sabe hacerlo, pero los éxitos de hoy no garantizan los de mañana, con lo cual hay que ser capaces de mantener una permanente tensión innovadora.

Accedió a la presidencia de Innobasque en un momento cuando menos incierto, con un nuevo gobierno en Gasteiz, una crisis económica fuertemente instalada en Euskadi… ¿Qué se encuentra Alberto García Erauzkin sobre la mesa y por dónde decide arrancar su labor?

Efectivamente, podría entenderse que, con cada nuevo gobierno, Innobasque tendría que replantearse su actuación, teniendo en cuenta que es la Agencia Vasca de Innovación y que ésta es permanentemente revisable. Pero lo cierto es que el nuevo Gobierno vasco, surgido de las elecciones anticipadas de octubre de 2012, tuvo desde el principio un compromiso claro con la innovación y con Innobasque. Muestra de ello es que el lehendakari Urkullu aceptó la Presidencia de honor de este organismo. De la misma forma, el Gobierno decidió actualizar el decreto que regula el Consejo Vasco de Ciencia, Tecnología e Innovación, ampliando el número de sus miembros e integrando la denominada cuádruple hélice, en la que se encuentran representados todos los intereses del país, desde la administración pública, las empresas y centros tecnológicos, las universidades, hasta la propia sociedad vasca. El nuevo Consejo asumió la elaboración del Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación (PCTI) 2016-2020, un plan compartido, una auténtica apuesta de país.

¿Qué encaje tuvo Innobasque en esta nueva etapa y en la estrategia de innovación del Gobierno?

Parecía claro que una agencia como Innobasque tiene que alinear su actuación con la estrategia de país en el ámbito de la ciencia, la tecnología y la innovación. Por lo que también nosotros mantuvimos nuestra participación en el nuevo Consejo, asumiendo el papel de Secretaría Técnica para el despliegue y evaluación del PCTI siguiendo las directrices del Comisionado, a la sazón el secretario general de Lehendakaritza. Como parte de esa función, Innobasque participa en los grupos de pilotaje de los ámbitos de especialización definidos en el RIS3, esto es, energía, biociencias-salud, fabricación avanzada, alimentación, hábitat urbano, ecosistemas e industrias creativas y culturales. Aportamos a cada uno de ellos una de nuestras mayores habilidades, el impulsar, coordinar, conectar y recoger las conclusiones conjuntas, rol por el que más se nos está reconociendo y distinguiendo. Sin falsa modestia, debo decir que en alguno de los grupos de pilotaje se han superado las propias expectativas en cuanto a definir nuevas estrategias, identificar iniciativas y ponerlas en marcha.

¿En algún momento de la crisis, con los reajustes y recortes presupuestarios que se dieron, temió Innobasque por su supervivencia?

En la crisis todas las entidades publicas y privadas hemos tenido que apretarnos el cinturón e Innobasque también. Si antes de la crisis contábamos con una dotación de cuatro millones de euros anuales, provenientes del Fondo de Innovación, hoy son tres millones de euros los que aporta el Gobierno Vasco, que representan un 75% de nuestro presupuesto. El resto proviene de las cuotas de los socios y de nuestra participación en algunos proyectos europeos alineados con la estrategia del país. Es verdad, y tiene su lógica, que cuando cambió el Gobierno y el partido que lo sustentaba, hubo una reconsideración de lo que Innobasque, como agencia de innovación, ergo de intangibles, podía aportar. La conclusión fue positiva; el Gobierno consolidó su validez, mantuvo el apoyo, aunque con un 25% menos de presupuesto, lo que obligó al equipo a hacer un ejercicio de mejora de eficiencia. La parte positiva fue que se consolidó la idea de que Innobasque tenía que existir. A partir de ahí lo que había que plantearse era la orientación a la que dirigir su actividad.

¿Fue con ese objetivo por lo que se empezó a trabajar en un Plan Estratégico propio?

Efectivamente, al principio mi labor se centró en intentar recoger, de los órganos de gobierno de Innobasque, las impresiones actualizadas sobre la labor de la agencia y sobre la dirección hacia la que nos deberíamos enfocar a futuro, con la idea de elaborar un plan que fuera paralelo al PCTI en el horizonte. Las primeras preguntas, fáciles de plantear, pero difíciles de responder, fueron de índole estratégica: qué hacemos en Innobasque que no deberíamos hacer, qué no hacemos que deberíamos hacer en el futuro y, de lo que hacemos, qué deberíamos hacer mejor. De ahí nació la propuesta de elaborar un Plan Estratégico 2016-2020, que fue finalmente aprobado por la Junta Directiva en noviembre de 2015.

 ¿Qué grandes líneas dibuja el Plan?

Nos marcamos cinco objetivos estratégicos que, combinados, refuerzan nuestra naturaleza de alianza público-privada orientada a la transformación social y económica de Euskadi desde la innovación.  El primer objetivo pasa por consolidar el rol de Innobasque en el apoyo estratégico a las políticas de ciencia, tecnología e innovación del Gobierno vasco. Por otra parte, estamos orientando toda la actividad de la Agencia para que contribuya al despliegue al PCTI, al tiempo que reforzamos el posicionamiento de Euskadi como territorio innovador. Asimismo, queremos profundizar en el rol de agente de observación y prospectiva, observando qué existe en el mundo en el ámbito de la innovación, y cuales son las tendencias que se están imponiendo. Esta iniciativa está hoy en pleno proceso de iniciación y de impulso. Por último, se contempla aumentar la base asociativa de Innobasque,  así como intentar consolidar una generación de ingresos acorde con el espíritu de largo plazo.

Prácticamente en vísperas de cumplir el 10º aniversario, ¿puede hablarse de Innobasque como un proyecto plenamente consolidado?

Creo que sí, que se ha hecho un gran trabajo en la reflexión inicial, en el debate interno, en la identificación de las vías a seguir por cada una de las iniciativas y que ahora es cuestión de ponerlo en práctica. El objetivo último de Innobasque, nuestra visión, es hacer de Euskadi EL referente europeo en innovación en 2030. Hay dos índices que se emplean en Europa para medir el desempeño innovador, el EIS (European Innovation Scoreboard, anteriormente denominado IUS) que mide la innovación por Estados y el RIS (Regional Innovative Scoreboard) que lo hace por regiones. Ambos índices nos colocan en el grupo de alta innovación o seguidores, sólo por detrás de los países y regiones líderes. Asimismo, se destaca que Euskadi está rodeada de regiones de innovación moderada, esto es, es una isla, un polo de innovación, en palabras de la Comisión Europea). En toda Europa sólo existen otros tres casos similares, Piamonte y Friuli-Venecia Julia en Italia, y Bratislava en Eslovaquia. Eso es un acicate importante pero el reto es no relajarse. Somos observados con sana envidia por otras regiones, no ya españolas sino también europeas y del otro lado del océano, la mejor demostración de que en este país algo se está haciendo bien. Se ha demostrado, asimismo, que la colaboración público-privada funciona y que cuanto más intensa sea, mejores serán también los resultados.

Al hilo de su respuesta anterior, efectivamente, cuando nació Innobasque, Pedro Luis Uriarte formuló el objetivo de que Euskadi fuera en 2030 ‘el referente europeo’ en innovación. Ya han pasado unos cuantos años y cada vez queda menos para alcanzar esa fecha…

Yo creo que es una ambición razonable y por eso se está trabajando para que Euskadi pueda entrar en ese primer grupo de regiones líderes. De momento hay que consolidar el puesto que tenemos, no perder la tensión innovadora y si somos capaces de desplegar el PCTI con la intensidad y el alcance debido, nada debería impedirnos, y no quiero pecar de bilbaíno, estar entre los referentes europeos en innovación.

Todo el trabajo desarrollado hasta la fecha y sus resultados, ¿en qué medida está llegando a la pequeña y mediana empresa y a la sociedad?

Ese continúa siendo nuestro gran reto. El 70% de nuestra base asociativa son pymes y el objetivo es contagiarles el espíritu innovador, tratando que participen en cada vez más iniciativas de innovación, sumando fuerzas y colaborando con otras empresas y también con los agentes de la Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación. A este objetivo responden, entre otras, iniciativas como ‘Innobasque Exchange’, los ‘Martes de Innobasque’, el ‘Brunch & Learn’, la visibilidad de nuevas oportunidades a través del ‘Global Innovation Day’, con innovación aplicada a todos los campos imaginables. Otro colectivo que también nos preocupa y nos ocupa es el de los jóvenes, cada vez más alejados de las disciplinas de formación más técnicas, impulsoras de innovación. En este sentido, Innobasque ha creado la Escuela de Innovación, desde la que promovemos la percepción positiva por la ciencia, la tecnología y la innovación entre los jóvenes, intentando despertar su interés por las carreras técnicas, semilla de la innovación. 

Jóvenes que, posiblemente, en el futuro se integren como nuevos socios en Innobasque, incrementando una base societaria que en los últimos diez años ha permanecido prácticamente inalterada.

Hay que decir que la presidencia de Pedro Luis Uriarte fue decisiva en cuanto a la captación de los ‘fans de la innovación’ en Euskadi, logrando alcanzar la cima-objetivo de los mil socios. Después, Guillermo Ulacia ayudó a concretar conceptos, como ‘de qué hablamos, cuando hablamos de innovación’. Y actualmente uno de los objetivos fundamentales es aumentar la base asociativa, pero, sobre todo, fidelizarla, conseguir que los socios saquen más rendimiento de su pertenencia a Innobasque y realmente lo sientan así, y que por esa vía, se corra la voz y haya otras muchas empresas, sobre todo pymes, animadas a asociarse.

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