13 de marzo, 2025

El título de este artículo puede parecer contradictorio a primera vista. Sin embargo, cualquier disrupción requiere una base sólida para ser exitosa.

Hemos pasado por esto antes. Cualquier profesional de la tecnología recordará los cambios que trajo la masificación del ordenador personal, la telefonía inteligente, la virtualización o el Cloud.
En todos estos casos, hubo directivos que sabían que necesitaban adoptar estas innovaciones, pero no tenían claro cómo ni cuándo sus organizaciones se verían afectadas.

He escuchado demasiadas veces frases como: “Este año tenemos que virtualizar el 50% de mis servidores” o “El objetivo es migrar a Cloud”. Estas declaraciones, similares a decir “tenemos que vender más”, a menudo carecen de una estrategia alineada con el negocio. Los planes de adopción se reducían a simples formaciones sin valor. Esta aproximación genera frustración y provoca que empresas que buscaban ventajas competitivas acaben con inversiones sin resultados claros y desconfianza en los departamentos de tecnología. Esto ocurre cuando se innova sin planificación ni análisis.

Por esta razón, creo que la llegada de la IA nos debe hacer reflexionar sobre la importancia de regresar a los básicos ante una disrupción inminente.

Desde mi punto de vista, debemos considerar los siguientes aspectos cuando hablamos de IA:

  1. La IA no es automatización. Aunque ambas buscan optimizar procesos, la IA no se limita a ejecutar tareas repetitivas, sino que analiza datos y toma decisiones. Los equipos de automatización pueden liderar su adopción gracias a su experiencia en la selección de casos de uso y análisis del ROI.
  2. La adopción será clave. La IA impacta la forma de trabajar, los procesos e incluso el modelo de negocio. Sin una estrategia clara, su implementación puede generar resistencia y frustración. Es fundamental acompañar su adopción con planificación, formación y una gestión del cambio que garantice su integración efectiva.
  3. El dato: sin datos no hay IA. La calidad y accesibilidad de los datos son esenciales para que la IA funcione correctamente. No basta con acumular información; debe ser relevante, estructurada y fiable. Sin una buena base de datos, los modelos de IA no podrán generar valor ni ofrecer resultados precisos.
  4. La seguridad es fundamental. La IA introduce nuevos riesgos que deben abordarse desde el inicio. La protección de datos, la privacidad y la prevención de vulnerabilidades son claves para evitar brechas de seguridad y garantizar un uso responsable de la tecnología. Integrar la ciberseguridad desde el primer momento es una necesidad, no una opción.

La IA ha llegado para quedarse y debemos estar preparados. Según el último informe del BAIC, el 12,2% de las empresas vascas ya la han adoptado. Independientemente del sector, la IA es una oportunidad única para mejorar productividad, generar ingresos y transformar procesos.

Si llegamos tarde a esta adopción, construiremos una posición débil para el próximo lustro. La IA no es una moda; es una revolución que cambiará cómo operamos y competimos. Quienes no se adapten corren el riesgo de quedar obsoletos. La clave está en volver a los básicos, planificar estratégicamente y adoptar la IA con una visión clara y alineada con los objetivos del negocio. Solo así aprovecharemos todo su potencial y aseguraremos un futuro competitivo.

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