La naturaleza ha dotado de armadura a muchos seres vivos para protegerse en sus hábitats. Por ejemplo los corales, los moluscos y los artrópodos tienen un exoesqueleto que les recubre y les salvaguarda de su entorno.

La inteligencia humana también busca mejorar la calidad de vida de los individuos. Esta evolución nos ha permitido que hoy en día podamos utilizar exoesqueletos robóticos adheridos al cuerpo que permiten mejorar e incrementar la capacidad móvil y de carga de las personas.

En el Aeropuerto de Haneda en Tokio, en Japón, todos los encargados del transporte de equipaje utilizan un exoesqueleto diseñado especialmente para soportar la carga de paquetes pesados a la velocidad concreta. Pero no son los únicos, la Corporación bancaria Sumitomo Mitsui ha alquilado 8 exoesqueletos para ayudar a sus empleados más longevos en la tarea de mover grandes pilas de dinero en efectivo de un lugar a otro.

Muchas compañías están trabajando en la fabricación de exoesqueletos. Desde Panasonic, con su traje de seis kilogramos que se fija a la espalda y que aumenta la capacidad de carga del usuario en unos 15 kilos; hasta el gigante alemán del automovilismo Audi que está probando un dispositivo portable de una empresa llamada Noonee que proporciona un soporte lumbar para trabajadores que necesitan realizar movimientos repetitivos de agacharse.

Sin embargo, los exoesqueletos no solo servirán para ayudar a trabajadores a levantar pesos pesados, sino que también ayudarán en el ámbito de la salud y el bienestar social.

La última versión de ReWalk, el exoesqueleto para personas con lesiones de la médula espinal más avanzado hasta el momento, se presento el pasado julio. Su creador, el médico israelí Amig Goffer, ha estado trabajando en este proyecto desde 1997, cuando un accidente de tráfico le dejo en silla de ruedas.

No hace falta irnos tan lejos para buscar un dispositivo mecánico de estas características. En España, Elena García, investigadora del CSIC y socia fundadora de Marsi Bionics, desarrolló el primer exoesqueleto en el mundo para niños tetrapléjicos. Hace dos años el prototipo pasó la prueba de concepto en una niña tetrapléjica de 9 años.

Los exoesqueletos son productos médicos y por tanto tienen que cumplir una normativa de seguridad, riesgos y compatibilidad electromagnética propia de estos productos. Por eso el exoesqueleto biónico de marcha de Marsi Bionics busca financiación a través de una campaña de crowdfunding. Ya han conseguido más de 200.000€, y quieren lograr los 300.000 para poder certificar el dispositivo y empezar a comercializarlo.

Empecemos pues a imaginarnos la vida del futuro, porque ya está aquí:

Comparte esta noticia

Más noticias