Agosto es el mes de vacaciones por excelencia. Huir de la rutina, viajar, descansar, reencontrarse con la familia, abandonarse a los placeres de la vida, al dolce far niente. También hay quienes aprovechan estos días de asueto para no perderse un museo, un concierto, un festival, mejorar un idioma, practicar su deporte favorito o iniciarse en una nueva aventura. En Estados Unidos todavía se sorprenden de la política de vacaciones pagadas de la que se disfruta en Europa. Tiene sus detractores, pero también sus defensores.

La compañía de televisión por streaming Netflix, de Silicon Valley, tomó hace años una incréible decisión: dar a sus empleados la opción de coger todas las vacaciones que deseen, cuando ellos quieran. En Netflix consideran que si el trabajo es flexible (responder al correo los fines de semana, trabajar en remoto, acabar las tareas por la noche en el portátil, etc.), la política de vacaciones también debería serlo y por ello, ha decidido ¡no tener una! Así, siempre que se cumplan los objetivos marcados, los trabajadores, de mayor y menor responsabilidad, pueden cogerse los días libres que quieran. Todo reside en el autocontrol y la confianza total que la empresa tiene en su plantilla y la creencia de que dar autonomía a las personas facilita la innovación. De hecho, desde que se instauró esta política los resultados empresariales mejoraron. Libertad y responsabilidad, esa es la clave.

Netflix, no es el único caso, la compañía de software Forte sigue una filosofía similar. Fuertemente orientados a resultados, la cultura de la empresa incluye valores como innovación, empoderamiento y colaboración. Creen firmemente que tomarse unos días de descanso “recarga las pilas”, por ello, como consecuencia de su flexibilidad, las personas tienen libertad para diseñar sus calendarios y horarios, siempre y cuando los objetivos estén cubiertos. Aseguran que la productividad aumenta de este modo.

¿Imposible? Sir Richard Branson, fundador de Virgin, ya  lo está probando en varias de la compañías que dirige y se ha comprometido públicamente a extenderlo en todas si funciona.

Pero no todo el mundo ve las cosas del mismo modo.  Solo dos tercios de los empleados en todo el mundo hacen uso de sus vacaciones, según un estudio de Reuters/Ipsos. Hay países donde esa cultura no existe: con Estados Unidos a la cabeza. En Japón, por ejemplo, estarán obligados por ley a tomarse al menos cinco días de vacaciones al año. El Gobierno nipón así lo ha decidido para preservar la salud física y mental de sus habitantes, ya que en este país sólo consumen menos de la mitad de los 18,5 días de vacaciones pagadas que por ley les corresponde. ¿Por qué lo hacen? Según una encuesta, por compañerismo o exceso de responsabilidad: no quieren cargar a sus compañeros con trabajo extra o dejar sus asuntos sin atender durante días.

Esta decisión tiene una base científica: ciertas investigaciones aseguran que la siesta, la meditación, paseos por la naturaleza, hábitos que siguen los mejores artistas y deportistas, aumentan la productividad, fortalecen la atención, mejoran la memoria y fomentan la creatividad. El cerebro necesita descansar para dar lo mejor de sí mismo.

Pero si por algún motivo no se pueden coger vacaciones de verdad o se está obligado a estar pendiente del portátil o el smartphone, conviene disfrutar al menos de pequeños periodos o minibreaks. La revista Harvard Business Review explica cómo hacerlo y volver a la oficina frescos y con mejores ideas. Y aquí algunos consejos para no estar constamente revisando el correo durante los días libres.

¡Felices vacaciones!

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